Al fin nos reencontramos en este espacio, después de tantos inconvenientes. Hasta podríamos llegar a llamarlo “la maldición de los seis meses”. Sería una especie de embrujo que pesa sobre los valientes que mantienen actualizada una página de internet sin dejarla a la deriva después de un corto tiempo. Superada la ola gigante que nos dejó patas para arriba, analicemos la unidad máxima de la sintaxis: la oración.
¿Cómo se define una oración?
Para los que leen ávidamente cada artículo, la oración dejó de ser sólo lo que empieza con mayúscula y termina con un punto. Descubrimos que tenía al verbo como elemento nuclear. Y que ese verbo tenía que concordar con su complemento y a la vez con el sujeto. Sería ridículo pensar en “Juan hacen la tarea”. O “Piña va, piña viene, los muchachos se entretiene”. ¿Pero una oración es sólo eso? Por supuesto que no. Hay vida en su interior. ¿No me creen? Si es cuestión de pispear un poco y darse cuenta de que las relaciones entre las palabras le dan a la oración una estructura interna. Pero son relaciones complejas, más complejas todavía que la amistad, el noviazgo e incluso que el casamiento. Con eso les digo todo. Por eso los lingüísticas, sobre todo los que buscan superar la escuela del estructuralismo, abren su caja de herramientas y sacan una especie de llave maestra llamada “la descripción estructural“. Resulta que esta llave maestra les permite observar mejor que con la lupa más potente esas relaciones entre las palabras. Como no quieren hacerse una ensalada mental, empiezan desde lo más estrecho. Por ejemplo, la relación de un sustantivo con su modificador. En estos días de frío podría ser “frío polar” o “buzo polar”. “Viento de porquería” también, por qué no. Entonces, los tipos van desde esas pequeñas asociaciones, hasta las unidades de orden superior, que se relacionan más a distancia. Si una oración fuera un mundo, el sujeto y el predicado usarían al verbo como mensajero para comunicarse. Pero claro, tendrían que hablar el mismo idioma porque, de otra manera, no entenderían nada. Por eso cuando llegamos a esas unidades de orden superior, y vemos que todo concuerda con el verbo o los verbos, finalmente podemos sonreír con satisfacción y decir “misión cumplida, esta oración es gramatical, y encima la pude analizar”. Lo bien que nos vendría que ahora viniera esa profesora de lengua que en el secundario nos aplazó, ¿no? No. Todavía falta.
Los constituyentes, las construcciones y los sintagmas
Una tarea fundamental para analizar la oración es identificar sus constituyentes. Los constituyentes son un elemento relacional. ¿Qué quiere decir eso? Que no tienen una estructura fija, ni una cantidad fija de elementos, sino que se definen por estar siempre subordinados a una construcción. Por eso, una palabra puede ser constituyente de un sintagma, y un sintagma constituyente de una oración. ¿Y la oración de qué es constituyente? De nada, porque es la unidad máxima de la sintaxis. Eso sí, es una construcción. Las construcciones son grupos de palabras entre las que se establece una relación sintagmática (de orden temporal) y una relación pertinente (concordancia, orden, sustituibilidad). Por eso, por ejemplo, el sintagma es una construcción, constituyente de la oración. Ah, claro, se preguntarán qué es un sintagma, si es que sobrevivieron a la avalancha de conceptos. El sintagma es la expansión de un núcleo. Su categoría depende del elemento que lo nuclee. Un sintagma preposicional podría ser “en el auto”. Dentro de ese sintagma preposicional tenemos el sintagma nominal “el auto”.
Tanta información es difícil de masticar, desde luego. Por eso esperemos unos días para que descanse la mandíbula. En el próximo artículo vamos a ver cómo se pueden identificar constituyentes (algo que empezamos a ver en “Ambigüedades“. También vamos a analizar dos criterios para identificar unidades: la información categorial y la información funcional. Esa base nos va a servir de trampolín a los dominios del verbo. Beber del néctar de ese poderoso fruto gramatical va a darnos la fuerza para descubrir algunos trucos muy útiles y repasar errores comunes. Hasta ese entonces.
¿Les parecieron demasiados conceptos en un solo artículo? Pueden formular acá sus dudas, así, en todo caso, dedicamos una parte del próximo artículo a aclararlas.
ResponderEliminar