• Dialéctica de los comentarios, alimento del blogger

    Recuerda que nuestro blog se alimenta de tus comentarios.
    Yoescribo.com.ar cumple sus primeros seis meses. Muy satisfactorios, por cierto. El sitio fue incorporando cada vez más contenido y mejoró su posición en los motores de búsqueda. Se comunicaron a través del formulario de contacto novelistas, traductores, correctores, docentes y administradores de otros sitios. Algunos para solicitar correcciones, otros para acercar ideas o polemizar sobre algo, y otros simplemente con un cálido saludo. Eso es lo que nos acerca y permite expandir nuestra pequeña comunidad. La idea es que especialistas y novatos puedan disfrutar con artículos sencillos que no pierdan el rigor científico. Para algunos será un mundo nuevo, y para otros refrescar un poco la memoria. Sin duda, lo escrito en los comentarios está en la misma categoría que la información del artículo. Así como la ciencia ficción, la fantasía y la historieta no son un género menor frente a la novela clásica, los comentarios no son un género menor (y me tomo el atrevimiento de llamarlo género, ¿vieron?) frente a las publicaciones en un blog. De alguna manera, forman parte del artículo, y el artículo forma parte de los diálogos. Eso desarrolla nuevas dinámicas que enriquecen la experiencia. Por eso me permito hablar de comunidad. En homenaje a eso, fusionemos esos dos espacios y hagamos un repaso por los comentarios que surgieron desde el primer artículo. Estoy seguro de que hay muchos que nuestros visitantes fieles no llegaron a leer.

    Desde el comienzo nos encontramos con felicitaciones, un tipo de comentario que alimenta el ego y nunca llena. También una testigo de los horrores que se suelen escuchar en boca de profesores universitarios. Yo agregaría, incluso de docentes de Gramática, que cuelan el “vistes” sin ningún pudor. Después, una lectora nos asegura que a Roberto Arlt le corregían sus Aguasfuertes españolas, pero con las porteñas se expresaba mejor que lo que lo hacen los actuales habitantes de la sofocante Ciudad de Buenos Aires. La respuesta es ¡sí! Por supuesto. “Sin duda Arlt escribe con una mezcla de elegancia callejera, con un humor que supera cualquier suplementito barato que se puede encontrar hoy en cualquier diario. Son los problemas de la escritura políticamente correcta que llenan de mediocridad el periodismo”. Y pegadito a eso hay un fragmento de “Yo no tengo la culpa”. Si lo quieren ver, vayan al artículo A lo que me refiero es a eso.

    Después, otra lectora pregunta: ¿Está usada la “y” correctamente en esta frase? Desde mi ventana observo los árboles, las plantas y un pequeño cultivo, y muy dentro de él, inmerso en sus pensamientos veo a mi abuelo.

    La respuesta para eso fue: En la frase que mencionás se usa mal la coma. Debería ser: “Desde mi ventana observo los árboles, las plantas y un pequeño cultivo y, muy dentro de él, inmerso en sus pensamientos, veo a mi abuelo”. El nexo “y” antes de la coma introduce la idea. La oración que elegiste, de todas formas, no permite dejar un ejemplo limpio. En realidad después de “pequeño cultivo” se introduce una nueva idea, que por lo general se separa con comas. Pero de hacer eso tendríamos un texto repleto de interrupciones.

    En la primera edición de “Errores cotidianos” recibimos muchos aportes:

    Confusión de “ves” con “vez” y “vaya” con “valla”. “Escencia” cuando en verdad es “esencia”. El uso de “albun” y “álbunes” en vez de “álbum” y “álbumes”. También “corrigo” en vez de “corrijo”, “ingerencia” en vez de “injerencia” y “salvage” en vez de “salvaje”.

    En ese mismo artículo también surge la duda: ¿Esto, eso y aquello se acentúan?

    La respuesta fue: Esto, eso y aquello no se acentúan nunca. Pensá que no hay dos contextos donde puedan aparecer que generen ambigüedad. Siempre refieren anafórica o catafóricamente. “Eso era lo que te quería decir”. Nunca “Eso hombre”, por ejemplo. O “Aquello hombre”.

    Después, en “Apología de Yoescribo.com.ar“ aproveché la excusa que me dio Carla en su comentario acerca de los modismos influenciados por otras culturas, que matan la propia, para decir: "Partimos de un problema estructural que es el colapso del sistema educativo. Entonces la importancia de conocer la norma y corregir se torna mayor aún, porque ese conocimiento es poder. De esta forma se combate el analfabetismo, que no se trata solamente de aprender a leer, sino también de interpretar la información que nos bombardean de todos lados. Respecto a los modismos, sirven sobre todo para medir influencia cultural, que por lo general va de la mano con la influencia en otros ámbitos. En los casos en que reemplazan palabras de lo más hermosas del español, sí, resulta una verdadera lástima.

    Y como anexo a eso: "Lo que más me espanta es que se lo use en el msn o para escribir mails. Si tenemos en cuenta que la teoría y la práctica son procesos que se desarrollan juntos, escribir, donde sea que lo hagamos, es siempre una forma de desarrollar nuestra habilidad teórica y práctica. Mutilar innecesariamente las palabras hace que olvidemos los procesos léxicos y gramáticos con los que se forman frases o, en el mejor de los casos, que nunca tengamos la posibilidad de reflexionar sobre el lenguaje al no tener todos los elementos a la vista ni manejarlos".

    Por último, damos el visto bueno a dos planteos de una lectora, el primero en el artículo “One, two, tres cuatro” acerca de los sustantivos colectivos:

    Entonces, si ponemos:
    “La gente desconfía del Gobierno y deposita su confianza…” en lugar de depositan, y “Un grupo de ladrones roba un banco” en lugar de roban, también es correcto. ¿Es así?

    El segundo sobre los pronombres:

    Si, por ejemplo, la heroína de mi novela está en la verdulería y quiere comprar un zapallo anco y no uno coreano, pero no recuerda los nombres de cada uno. Entonces, cuando el verdulero le está por dar el zapallo coreano, ella señala y dice: “Ése, no. Deme éste”. Que sería como decir: “El zapallo ése, no. Deme el zapallo éste”. ¿Es correcto?

    La respuesta a esto fue: Correctísimo. Por eso doña Ángela no habla de reemplazo, como los antiguos manuales, sino de señalamiento, deixis.
    Esto quedó muy largo, pero bueno, como estamos de festejo nos lo permitimos, ¿no? Hasta la próxima y muy feliz fin de semana.
  • 5 comentarios:

    1. yoescribo19:57

      Hola Rocío. De tu comentario quedó solamente el “Hola! muy bueno el sitio, los…”. Si tenés ganas volvé a dejar el comentario, que esta vez sí se va a grabar como corresponde.

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    2. Rocío19:57

      OK! Hola correctos correctores. Muy bueno el sitio, los felicito por este servicio a la comunidad. Veo que realmente aman la perfección gramatical, por eso cuando tenga que publicar y necesite quien me corrija no dudaré en solicitar vuestros servicios. De todos modos los frecuentaré con frecuencia por alguna que otra duda ortográfica, de esas que nos suelen perplejar tan a menudo cortando los chorros de la inspiración. Buena suerte con el proyecto y hasta la próxima!

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    3. Bruno19:57

      Gracias por el aliento y sí, somos bastante obsesivos con la construcción de frases. Será un placer corregir tus escritos. Seguí paseándote por acá nomás y perplejándote (un lindo neologismo) con la lengua, que es saludable ir preguntándose cosas por la vida. Saludos.

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    4. Una pregunta por favor. Por qué no puedo decir:Perplejó. Me perplejó el Cosmos.

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    5. Hola Rodolfo, se me pasó tu pregunta. Espero que todavía visites la página y que te encuentres con esta respuesta. En realidad, podés decir lo que quieras. La lengua se nutre de neologismos que después pasan a la norma (o no). Las palabras que usamos están en constante cambio (es lo que le interesa a una gramática que pone la lupa en la historia, no en la normativa). Por ahora la RAE no tiene entre sus verbos "perplejar" pero quién dice que alguna vez no lo incluyan. Porque, si puedo quedarme perplejo, ¿por qué no me podría "perplejar" una persona? ¡Saludos!

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    LIBROS PUBLICADOS

    Desde el año 2007 publico cuentos y novelas de literatura infantil y juvenil en editoriales como Edelvives, Macmillan o Urano, y revistas como Billiken.