El reino de las comas
Quienes le escribimos algo a alguien con la intención de que responda de la manera en que queremos que responda, deseamos que nuestro texto sea claro, límpido, persuasivo o disuasivo, depende de la intención. Si necesitamos enviar nuestro currículum a ese trabajo que tanto esperamos, seguro revisaremos la carta de presentación de pies a cabeza. Le pasaremos el corrector del word hasta que no quede el más mínimo acento sin poner e ignoraremos las inoportunas sugerencias del programa acerca de las concordancias. El problema con esta técnica es que para que nos lean con fluidez, y se impresionen con lo que tenemos para decirles, hay algo más que esas lindas marcas tónicas que son los acentos. Entramos en el reino de las comas, un reino salvaje, no suficientemente tratado, ignorado por muchos por considerarlo accesorio y subestimado por otros por creerlo un mero indicador de pausas, es decir, un elemento al servicio de la fonética. No, señores, rotundo error. Error que, como siempre, desentrañaremos con paciencia.
La coma da sentido
Pequeñas, ocultas entre el inmenso universo de palabras que se deslizan de izquierda a derecha en nuestro procesador de texto. Quién diría que jugarían un papel tan importante. Las comas, mal que nos pese -porque nos obliga a pensar más-, marcan significado. Si estoy leyendo lo que escribí y empecé a toser, no, no se pone una coma. Si iba por el medio de la oración y empezó a hervir la pava, no, no va una coma. Me traigo el té o el mate al escritorio y pongo atención a esto. La coma es tan pero tan importante que puede cambiar el sentido de una oración. Presten atención a lo siguiente:
“Los trabajadores del casino que bloquearon la avenida fueron torturados por la Policía”.
“Los trabajadores del casino, que bloquearon la avenida, fueron torturados por la Policía”.
Arte de magia. En la primera oración se hace referencia a una parte de los trabajadores del casino, que son los que bloquearon la avenida. Se supone que hubo otros que no lo hicieron, que en ese momento estarían siendo apaleados en otra parte o algo por el estilo. En la segunda oración el sentido es diferente, se abarca a la totalidad de los trabajadores. Son los trabajadores del casino los que fueron torturados, no se salvó ni uno. Si quisiéramos usar términos gramaticales -están perdonados si no lo hacen-, diríamos que la primera es una proposición especificativa. Proposición porque es una especie de fragmento oracional dentro de la oración vinculado por el “que”, y especificativa porque especifica, selecciona (en este caso la proposición sería: “que bloquearon la avenida”). La segunda es una proposición explicativa, que vendría a ser una especie de aposición. Podemos sacar lo que está entre comas sin que la oración pierda el sentido, solamente explica algo.
Respecto a la tentación de poner comas cuando parece que la oración se hace muy larga, es perfectamente posible escribir un bodoque infinito sin necesidad de comas:
“Verde fue el color que elegí para el mueble de la cocina del departamento inmenso que alguna vez tuve para refugiarme en los momentos en que mi espíritu flaqueaba por la inmensidad del tormento gris que no dejaba de visitarme cada fin de año”.
Y es un ejemplo bastante corto. Se pueden, o se deberían encontrar, oraciones mucho más largas. Como dijimos al comienzo, las comas otorgan significado. Sin ellas no podríamos explicar o enumerar. No podríamos crear la siguiente oración sin que cambiara totalmente de sentido:
“Le decía que comiera, lo que me produjo mucho trabajo”.
“Le decía que comiera lo que me produjo mucho trabajo”.
¿Qué se interpreta en la segunda oración? Un mamarracho. Obviando la tentadora interpretación escatológica, el enunciador podría estar diciéndole a su interlocutor que comiera, porque le costó mucho ganar el sueldo con que compró esa comida.
Como ven, el tema de la coma es un tema serio, que también sirve para separar la introducción de la frase del resto de la misma, como vemos en esta misma oración llena de explicaciones que explican otras explicaciones (tampoco abusemos tanto al punto de querer explicar entre comas todo lo que ponemos, porque a la larga terminamos hartando, que es un sentimiento que probablemente tengan los que llegaron hasta este punto).
Además de saludarlos hasta la próxima, les recuerdo que también existen muchos problemas con los puntos y los punto y coma. En futuros artículos se va a tratar esa temática y ampliar lo de las comas si resulta necesario.
ResponderEliminarMe gustaría saber más acerca del uso de la coma antes del nexo “y”. Gracias.
ResponderEliminarIgualmente me gustaría saber el uso de la coma antes de la “y” .¿ Está correcta en esta frase? Desde mi ventana observo los árboles, las plantas y un pequeño cultivo, y muy dentro de él, inmerso en sus pensamientos veo a mi abuelo.
ResponderEliminarMe gustaría saber más sobre el uso de la coma antes de la “y” ¿Estpa usada correctamente en esta frase?Desde mi ventana observo los árboles, las plantas y un pequeño cultivo, y muy dentro de él, inmerso en sus pensamientos veo a mi abuelo.
ResponderEliminarHola Rocío. En la frase que mencionás se está usando mal la coma. Debería ser: “Desde mi ventana observo los árboles, las plantas y un pequeño cultivo y, muy dentro de él, inmerso en sus pensamientos, veo a mi abuelo”. El nexo “y” antes que la coma, introduciendo la idea. La oración que elegiste, de todas formas, no permite dejar un ejemplo limpio, porque en realidad después de “pequeño cultivo” se introduce una nueva idea, que por lo general se separa con comas. Pero de hacer eso tendríamos un texto repleto de comas.
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